Cuando pensamos en el término enigma, lo primero que nos
viene a la cabeza es, sin duda, algo que esconde un mensaje oculto o algo que
no entendemos. El Diccionario de la Real Academia Española lo define como «Dicho
o conjunto de palabras de sentido artificiosamente encubierto para que sea
difícil entenderlo o interpretarlo». Pero en esta ocasión voy a hablar de una
máquina así llamada que causó no pocos quebraderos de cabeza a los aliados
durante la Segunda Guerra Mundial.
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Máquina Enigma |
La máquina de cifrado Enigma se inventó a principios del
siglo XX, se utilizó intensamente en Europa en los años veinte y hacia 1930
empezó a ser utilizada por el ejército alemán. Se trataba de un ingenio
electromecánico que, a simple vista, parecía una máquina de escribir, aunque
cada tecla era en realidad un interruptor eléctrico que, mediante un sistema de
cables y engranajes, cuando se pulsaba encendía una lucecita correspondiente a
otra letra en un panel de luces con las letras del alfabeto. Es decir, que permitía
cifrar y descifrar mensajes por la simple técnica de la sustitución de letras, consistente
en que cada letra del mensaje original se sustituye por otra para hacerlo
ininteligible.
Pero lo que convertía a la Enigma en un enemigo
prácticamente invencible para los departamentos de descifrado aliados era que,
mediante un simple sistema de cinco rotores intercambiables, cada letra se
sustituía por otra, pero con la particularidad de que la letra de sustitución
era diferente cada vez (por ejemplo, la secuencia AAA podía ser SDJ).
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Rotores de la Enigma |
Cada rotor tenía 26 contactos eléctricos (uno para cada
letra) en cada cara, y cada contacto de una cara estaba conectado con otro
contacto de la otra cara que correspondía a una letra diferente. La máquina
utilizaba tres (o cuatro, según el modelo) de dichos rotores, que se
introducían en unas ranuras, y cada rotor estaba conectado con el siguiente,
que tenía un cableado diferente. Cuando se pulsaba una tecla, los rotores
cambiaban de posición, y esta variación era la que provocaba que la letra
sustituida tuviese una letra de sustitución diferente cada vez.
Una vez transmitido el mensaje cifrado, el receptor lo
descifraba utilizando otra máquina Enigma: bastaba con que teclease el mensaje
cifrado y la máquina le devolvía el mensaje original. Pero para ello debía
conocer la configuración inicial, es decir, cuáles eran los tres rotores que se
habían utilizado de los cinco disponibles, en qué orden se habían colocado y
cuál era su posición inicial. Así, aunque se poseyera una máquina Enigma, era
prácticamente imposible descifrar mensajes si no se conocía dicha configuración
inicial.
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Frecuencia de aparición de cada letra en «El Quijote» |
La técnica de cifrado de
mensajes mediante la sustitución de una letra por otra es relativamente fácil
de desvelar, puesto que con cierta cantidad de texto cifrado pueden realizarse
análisis de frecuencia, que se basan en la frecuencia con la que aparecen las
letras o determinados grupos de letras en el idioma en cuestión. Por ejemplo,
en castellano, la A o la S aparecen con mucha frecuencia y la Z o la X son muy poco frecuentes. Así, si una letra aparece con mucha frecuencia en el texto cifrado, es probable que sea una A o una S (o cualquier otra de las más frecuentes) y
seguro que no será una Z ni una X (o cualquier otra de las menos frecuentes).
Otra pista en castellano podría ser que la Q siempre va seguida de la U: si,
por ejemplo, en el texto cifrado encontramos con cierta frecuencia la
combinación XT, pero no encontramos ninguna X seguida de otra letra, puede
deducirse que la X es la Q y que la T es la U. Cuanto más texto cifrado se
tenga disponible, más efectiva será esta técnica.
Pero, como se ha dicho, la máquina
Enigma sustituía cada letra del mensaje original por una letra distinta cada
vez, lo que volvía locos a los descifradores, que no podían romper las claves
de cifrado.
Finalmente, gracias a la labor de los servicios de espionaje de
distintos países durante varios años, a la creación de departamentos de
descifrado ultrasecretos y a la captura de dos máquinas Enigma a los alemanes
durante la guerra, se consiguió descifrar parte de las comunicaciones alemanas. Y puede afirmarse que este hecho propició que los aliados ganasen la guerra con
más rapidez.
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